Ad Fontes




Quemadmodum desiderat cervus ad fontes aquarum ita desiderat anima mea ad te Deus. (Sal 42:1 Vulgate)

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,  Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. (Sal 42:1 RV 1960)

            No es un error, no estás ciego, sino que acabas de leer el mismo versículo en dos idiomas. Por si no lo sabías la primera cita está en latín, y es la traducción conocida como la vulgata latina. Es algo así como la bisabuela de tu biblia actual. Fue redactada en el siglo IV d.c.

            Y la razón de citar esta traducción es que posee de manera textual una frase que marcó toda una época. “Ad Fontes” esta frase representó en el periodo histórico conocido como renacimiento, el volver a lo que ellos consideraban la antigua gloria de las naciones europeas. Ya que el significado es “Volver a las fuentes”.

            En el caso de la reforma protestante, contemporánea al renacimiento, paso algo similar, los reformadores defendían que la única regla de fe y practica es la biblia, de allí una de las solas más representativas de la reforma la “Sola Escritura”.

            Pero seguro te preguntas ¿En que me afecta eso a mí? a ti y a mí nos afecta de la misma forma que afecta al ciervo, de tal forma que clama, que anhela las corrientes de las aguas. Si la palabra y la presencia de Dios son las aguas, ya podrás entender porque la humanidad muere de sed. Nos hemos hecho los tontos rebeldes. Hemos decidido decir no a las aguas de vida para morir de sed en nuestra soberbia.

            Puedes analizar todos los problemas del ser humano y podrás darte cuenta que todos y cada uno de ellos tiene como fuente la desobediencia a Dios y a su palabra. Morimos porque voluntariamente nos hemos alejado de la fuente de vida.

            La humanidad es hoy como en la edad media un ciervo que muere por falta de aguas de vida, y no porque estén lejos o porque Dios lo obligue a no beber, si no, por el simple hecho de no ir ad fontes, de no ir a la fuente de vida.

Pese a esto hay una esperanza.

            Jesús le contestó: —Cualquiera que bebe del agua de este pozo vuelve a tener sed, pero el que beba del agua que yo doy nunca más tendrá sed. Porque esa agua es como un manantial del que brota vida eterna. (Juan 4:13-14 BLS)

            Es hora de que volvamos a la fuente de vida eterna, es hora de que todo nuestro saber y conocimiento se someta a la palabra de Dios. Es hora de que todo nuestro ser sea vivificado en la presencia de Dios. Es hora de que volvamos a la fuente de vida eterna, es momento de que volvamos a los pies de Jesús. Ad Fontes Iesus.


#Máestro

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