Desconocidos




Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios,
Que habitar en las moradas de maldad.
Salmos 84:10

            En este estudio quiero comenzar preguntándote, ¿Cuándo fue la última vez que tuviste la confianza de hablar con Dios como tu padre? No como un ser demasiado santo al cual no puedo ni siquiera dirigir la palabra por su santidad, si no como tu amado padre.

            Sabemos que somos hechos por Dios, que nos apartáramos de el por el pecado, no quiere decir que no sigamos siendo su creación. Dios ama a todas las personas, lo que no ama son los actos que muchos cometen, en otras palabras, Dios ama al pecador, no al pecado, vuelvo y repito la misma pregunta, ¿Cuándo fue la última vez que tuviste la confianza de hablar con Dios como tu padre?

            Por cuanto todos pecamos fuimos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23), pero por medio del sacrificio de Jesús podemos tener ese lugar el que fuimos creado, por medio del sacrificios pasamos a ser de criaturas a hijos de Dios. Constantemente escuchamos personas diciendo que todos somos hijos de Dios, pero nótese lo siguiente, Colosenses 1:16 nos dice que todo ha sido creado por Dios y para Dios, por lo cual todos somos creación de Dios. Juan 1:12 nos dice que a los que le recibieron y creen en su nombre les dio el derecho de ser llamados hijos de Dios.

           

            ¿Somos todos creación de Dios? Si

 

            ¿Somos todos hijos de Dios? No (Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Juan 1:12 NVI)

 

            ¿Cuándo fue la última vez que tuviste la confianza de hablar con Dios como tu padre? Si no lo has hecho es por una simple razón, estas apartado de él, si no te sientes con la confianza que tenias antes es porque tu relación ha cambiado, el pecado te ha apartado de Dios y te hace creer que ya no tienes el derecho de hablar con el señor como tu padre.

 

            “Estoy demasiado enfermo para ir al médico”, esa es la mentalidad de mucho de nosotros, cuando nos sentimos lejos de Dios creemos que no somos dignos de buscar su presencia cuando es el momento en el que más lo necesitamos (Cuando somos más débiles es cuando necesitamos más a Dios, cuando hemos pecado es cuando más debemos buscar su presencia, cuando no nos sentimos dignos es cuando más debemos correr a los brazos de nuestro padre).

 

            Todo comienza con pequeñas cosas, un día dejamos de orar antes de dormir porque estamos cansados, otro día nos levantamos tarde y se nos olvida orar, en otra ocasión comenzamos a comer sin dar gracias por los alimentos y poco a poco vamos perdiendo comunicación con el señor, ya cuando nos damos cuenta tenemos días, semanas, meses y hasta años sin hablar con Dios. Que trágico es para nosotros ser un desconocido en la casa de nuestro padre.

 

            Muchos seguimos yendo a las iglesias, otros tenemos mucho conocimiento de las cosas Dios pero no lo aplicamos y somos como un visitante más en la casa de nuestro padre, una persona que solo visita pero que no habita en ese hogar, cuando nos damos cuenta somos desconocidos durmiendo en la misma casa pero sin hablarnos, aparentando estar bien frente a los demás, pero en la intimidad ni siquiera cruzamos miradas.

 

            ¿Cuándo fue la última vez que tuviste la confianza de hablar con Dios como tu padre?

 

            Debemos cuidarnos de ser desconocidos, muchos ya estamos ahí, hay quienes no estamos como desconocidos, pero hay otros que estamos lenta y ligeramente entrando a ser desconocidos, sin darnos cuenta, estamos dejando de hablar por las mañanas, al medio día no comemos juntos y por las noches dormimos en habitaciones diferentes.

 

            Si ya eres un desconocido solo puedes hacer una cosa para volver a ser hijo, vuelve a empezar, recuerda donde comenzó todo y comienza a dar un paso a la vez, no pienses que ya no tienes el derecho de ser hijo de Dios, solo debes volver a la casa de tu padre, no pienses que el camino es largo camina un paso a la vez y veras como sin darte cuenta estarás en la casa de tu padre y no serás mas un desconocido.

 

            Vuelve a empezar, un paso a la vez, vuelve a orar por las mañanas, al medio día da gracias por lo alimentos y al finalizar el día ten una pequeña conversación con tu padre y cuando menos te lo esperes hablaras durante horas con el y ni siquiera lo notaras.

 

“Estoy esperando por ti, hijo mío”

Tu padre.

 #Maesto



Publicar un comentario

0 Comentarios