Dones - El Don Sin Glamour





En nuestra sección de cultura se ha estado hablando de los dones de servicio, su significado, y necesidad para la edificación del cuerpo de Cristo, en este escrito queremos hablarte de este don de servicio que si bien no se ve mucho es de gran beneficio para la iglesia.

Cuando hablamos de los dones y talentos que Dios nos ha dado, podemos vernos tentados a pensar en grandes escenarios y multitudes. Es posible que nuestra idea de “éxito” sea obtener gran fama y reconocimiento.

Pero Jesús no lo considera así. En el capítulo 20 del libro de mateo podemos ver como en los versos del 20 al 28, los hijos de zebedeo le hacen a Jesús por medio de su madre una para nada humilde petición.

Estos querían puestos de autoridad, y de reconocimiento, es decir quería el glamour y no a Cristo. No obstante, Jesús les enseña el verdadero significado de ser discípulos, y como dice uno de nuestros escritos “el precio de seguir a Cristo”.

Aquí algunos elementos que podemos aprender de este episodio bíblico.

1.      En el reino de Dios los valores tienen otro orden
En nuestro mundo humano, el que tiene más poder, mayor fama y mejor reconocimiento es el mayor. Pero cuando decidimos seguir a Cristo, nuestra escala cambia, ya nuestra meta no es que la gente me reconozca si no que conozca a Cristo, no es tener gente sobre la cual tener poder; si no que el poder de Dios se perfeccione en mi debilidad y obre en la vida de mi prójimo.

Es que la jerarquía según Dios no es ser grande si no ser pequeño.

2.      El único que podía venir y tener razones para ser servido, vino a servir
Jesús siendo 100% Dios, se hizo 100% hombre, para venir a rescatarnos, bien nos enseña la palabra que no estimo ser semejante a Dios, si no que el Rey de reyes se hizo siervo para venir a morar entre nosotros.

Y si el Señor Jesús que se sometió a las debilidades, tentaciones y limitaciones que vive cualquier humano, por el simple hecho de venir a servirnos y darnos vida eterna a nosotros simples pecadores, cuanto más no deberíamos nosotros servir todo lo que podamos, no por el glamour, o por el reconocimiento, si no por puro amor a Cristo.

Así que no olvidemos que los dones no son por nuestros meritos ni para nuestros meritos. Si no que son regalo de Dios para la edificación de su iglesia y salvación de los que no le conocen.

No busquemos fama, si no que la gente se encuentre con el Cristo que salva. No deseemos reconocimiento, si no que la gente reconozca las bondades del padre celestial.

No anhelemos lugares altos en la escala humana, si no un lugar junto al Espíritu Santo cada día.

Y recuerda lo que dijo Juan Wesley: “Haz todo el bien que puedas por todos los medios que puedas, de todas las maneras que puedas en todos los lugares que puedas, en cualquier tiempo que puedas, a toda la gente que puedas, y tanto como tú puedas”.


Ruddy Reyes

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